jueves, 13 de noviembre de 2014

LA LOGOMANÍA

Queridos amigos, después de una gran parada en nuestro blog por causas varias y siempre buenas volvemos con ánimos renovados y muchas ganas de enseñaros cositas nuevas. De momento nos vais a permitir que saquemos algún post que ya teníamos perfilado, así que sin mas, os dejo este que me parece muy interesante, a ver si os gusta. Re-bienvenidos!!!


A pesar de que las últimas encuestas sobre los jóvenes realizada tras la crisis aseguran que cada vez somos menos consumistas, más responsables y que ya no nos gusta tanto comprar ropa cara, yo debo decir una cosa, no es que no nos gusten las marcas, es que no podemos comprarlas, que es distinto... Las marcas nos gustan a todos, a cada uno en su estilo...
Eso si, una cosa es llevar la típica prenda de una marca que te gusta y otra cosa es que la gente parezca un anuncio publicitario con logotipos que son más grandes que yo. No se dónde van a llegar algunas firmas con sus logotipos... ¡¡Me parece exagerado!! Y oye, ¿porque no? A más de uno le podían dar una paguita las firmas ¡que está la cosa muy mala! Y esto es publicidad en toda regla.

Podemos situar el punto álgido de las marcas en los años 90, cuando bolsos, zapatos, cinturones, gorras..., se llenaban de logotipos. Grandes firmas como Calvin klein, Ralph Lauren, Carolina Herrera, Donna karan entre otros acaparaban la atención de todos en la calle. No se me olvida esa imagen de carrie bradshaw, una de las protagonistas de sexo en Nueva York e icono de moda, cuando salió con aquella camiseta de j'adore Dior con su falda de tull.


Un ejemplo de que la logomanía no es una moda de ahora, parece que, en el caso de Lacoste es una vuelta a sus orígenes.

En algunos casos, lucir el logo no queda tan mal


La logomania vuelve a estar de moda chic@s! sólo hay que ver los looks de las celebrities para comprobarlo. Ahora me pregunto yo, si la crisis ha conseguido crear conciencia entre los jóvenes, tarea que no es nada fácil, a ver sí hace lo mismo con las grandes firmas... y los precios se ajustan a la realidad